Fatiga Pandémica

Fatiga Pandémica: Un serio problema de Salud Mental

Dos años coexistiendo con la Covid y habiendo experimentado la primera pandemia del siglo XXI y de nuestras vidas, nos ha mermado a toda la población significativamente a nivel psicológico. Estamos agotados, saturados y quemados tras 24 meses muy duros desde un punto de vista emocional. Nuestras vidas han cambiado de forma significativa. Y es precisamente ese agotamiento generalizado que se conoce como fatiga pandémica. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha denominado fatiga pandémica al cansancio derivado del agotamiento que están creando las prolongadas medidas y restricciones por la pandemia por Covid-19.

1. Problema

A raíz de la fatiga pandémica nos hemos encontrado a nivel social y desde una visión sanitaria, con un incremento muy notable de las patologías de carácter mental entre la población. Patologías de las que os iremos hablando de forma amena y actualizada en un futuro cercano.

Desde el personal sanitario hasta los mismos ciudadanos, hemos estado expuestos a algo jamás vivido en la historia moderna.

Dos años de pandemia nos han pasado factura mental a todos en mayor o menor grado. Los números así lo indican: un incremento muy considerable de los niveles en ansiedad, depresión y tendencias suicidas entre jóvenes, un empeoramiento y deterioro en aquellas personas dependientes con trastornos de tipo cognitivo (demencias en especial) durante el confinamiento, una agravamiento en aquellos que ya tenían patologías de carácter mental previas a la pandemia y un agotamiento generalizado por la situación vivida.

Debido a los recortes en sanidad y en personal especializado en atención psicológica/psiquiátrica pública, y la demora en poder ser atendidos por un experto y lograr un trabajo continuado y regular con el mismo (para una primera consulta te hacen esperar un promedio de 3 meses, lo cual es absolutamente insuficiente), los médicos de familia que son el primer eslabón con el que nos encontramos, acaban tendiendo a medicalizar y cronificar dichos problemas a base de antidepresivos y ansiolíticos. Recurriendo a parches temporales por falta de un sistema sanitario público fuerte que sea capaz de lograr cubrir las necesidades, en lo que a salud mental se refiere, de los miembros de nuestra sociedad.

Y sumado a esto, por desgracia, no olvidemos que no todo el mundo puede costearse un tratamiento privado que, en la actualidad, es el único medio efectivo para asegurarse un tratamiento continuado. Es mas, yo mismo necesito buscar ayuda especializada y en este momento no puedo costearlo. Me considero persona en riesgo. Dejémoslo ahí.

2. Agitación

De proseguir así y que la pandemia se alargara o la demos por concluida y aparezca una nueva en un futuro próximo, podríamos llegar a presenciar un colapso de la salud mental de la población que tendría que ser abordado con extrema urgencia. Y no estamos preparados desde un punto de vista sanitario para algo así. Ya lo hemos estado viendo con esta. De haber una siguiente, que así será según los expertos, tendríamos que estar preparados como nación para afrontar los retos psicoemocionales. Y eso pasa por fortalecer nuestro sistema sanitario en lo que a salud mental se refiere y contar con protocolos hasta el momento inexistentes para un abordaje eficaz.

3. Solución

La solución existe si los órganos de Gobierno quisieran que así fuese. En los últimos tiempos hemos presenciado un creciente movimiento social que demanda soluciones reales y más inversión entorno a una problemática que no hace sino ir en auge: el de los problemas de salud mental que se incrementan o agravan por el ritmo del sistema al que estamos sometidos, sumado a factores exógenos colectivos como puede ser el de una pandemia mundial y sus efectos sobre nuestro bienestar psico-emocional. La ansiedad, la depresión, la angustia y el número de suicidios no han dejado de crecer en estos dos últimos años.